
En
El peso pesado de la diaria rutina,
las normas impuestas
por quién, sabe, dónde,
la sombra sombría del miedo y la urgencia,
el pago, el futuro,
el miedo y el odio,
la mordaza fría que devora infancia,
debe y haber,
tumba-inocencia,
la rueda que gira,
que te hace girar,
la misma que giras
cuando no queda nada,
cuando aún queda todo,
cuando es tanto lo que queda
que todo queda en nada
Entonces surges tú,
luz del horizonte,
y vuelvo a girar…
vuelvo a girar
ahora, sí,
con la cabeza bien alta.